Cuenta la historia que dos pastores se quedaron aislados después de una nevada, y que al ver que solo podían añadir a un cocido unas pocas patatas y unas espinas de bacalao, decidieron darle consistencia vertiendo aceite de oliva y machacándolo para poder comer evitando las durezas de las espinas. Cuando explicaban su historia se refirieron a la comida que «harta hasta las burras». El sonido que se produce al mezclar los ingredientes en el mortero también recuerdan a un burro saliendo del barro manchego, tan arcilloso…
Este plato se come con las primeras nieves de invierno, e incluso se asegura que sale más gustoso si se usan los copos de nieve para hacer el cocido.
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Publicado el por
Maika
Personas: 4 |
Ingredientes
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Para prepararlo cocemos las patatas con su piel durante 30 minutos. El bacalao se cocerá en otro recipiente 5 minutos, reservando una taza del caldo desprendido.
Desmigamos el bacalao y pelamos las patatas. Se pican los ajos y los machacamos en un mortero, junto con la patata y mezclamos, luego con el bacalao también. Vamos añadiendo el aceite removiendo continuamente. Si vemos que espesa demasiado, usamos el caldo de bacalao reservado, hasta que quede como un puré. Serviremos, a ser posible, en cazuelas de barro, adornado con rodajas de huevo duro, nueces y un chorrito de aceite de oliva.